Un padre no disponible es un compañero no disponible
Hay veces en que una persona crece en una familia en la que simplemente no ha tenido la oportunidad de sentirse querida, cuidada, necesitada. El progenitor significativo, puede ser tanto mamá como papá, por ejemplo, estaba siempre ocupado y era inaccesible, o era frío y no era capaz de mostrar calidez y mostrar amor en la comunicación.
Entonces una persona puede “buscar” una pareja similar a su padre frío e inaccesible para ganarse finalmente su amor o para confirmar sus creencias de que no es digna de amor. Y entonces puede que no preste ninguna atención a las personas que podrían corresponderle.
Fantasías y falta de voluntad para enfrentarse a la realidad
Lo más frecuente es que la relación con el objeto del amor no correspondido se desarrolle en un mundo de fantasía. La gente fantasea con una relación con una persona y en estas fantasías, por supuesto, todo es dulce como el azúcar.
Pero todo cambia cuando se trata del contacto real: la gente pierde el interés, se enamora de otra persona y de nuevo no mutuamente. O, sin saberlo, sabotean este contacto de todas las formas posibles.
¿Por qué ocurre esto?
Porque la imagen de fantasía se destruye y una persona real ocupa su lugar. Y la realidad siempre resulta ser peor que nuestras fantasías y a muchas personas les resulta difícil soportarla.
En principio, las relaciones reales son difíciles, porque cuando entramos en una relación con una persona real, no imaginaria, siempre asumimos un riesgo. Arriesgamos confiar, arriesgamos abrirnos, arriesgamos perder a una persona, herirla o lastimarla. Cuanto más íntima es la relación, más riesgo corremos.
Y no hay riesgos en el amor no correspondido o en el amor por un personaje de ficción. Al contrario, cuanto menos disponible está una persona, más espacio hay para las fantasías y para hacer realidad el propio miedo a la intimidad.
¿Y por qué tenemos las mismas probabilidades de enamorarnos de una persona viva y de un personaje de ficción?
