Ritmo de vida diferente
Horarios de trabajo desiguales, privan de la oportunidad de pasar tiempo juntos. Como resultado, los cónyuges viven bajo el mismo techo, pero cada uno tiene su propia vida. Esto incluye también diferentes prioridades en la asignación de tiempo libre, recursos, aficiones, etc.
Falta de apoyo emocional
Todos tenemos días malos. En esos momentos queremos que alguien cercano nos escuche, nos compadezca y nos levante el ánimo. Pero si el cónyuge no da lo deseado, la distancia crece cada vez más. Entonces surge ese mismo sentimiento de soledad. Hay muchas situaciones de este tipo: falta de apoyo y cuidados durante una enfermedad, en situaciones de estrés, etc. O por el contrario, su cónyuge no comparte su felicidad.
Falta de atención
Esto afecta sobre todo a la intimidad. Cuando ocurre muy raramente, la pareja puede sentirse sola. Los verdaderos signos de falta de atención también incluyen la falta de muestras de amor: besos, abrazos, pasar tiempo juntos. Puede parecer poca cosa, pero es el flirteo lo que mantiene vivo el romance y evita que la pareja se sienta sola.
Viejos rencores
Los conflictos no resueltos, los rencores y los agravios son otra de las razones por las que los cónyuges pueden experimentar soledad. Aquí es donde cada uno tiene que tratar de decir su verdad. La incapacidad de llegar a un punto en común aleja aún más a los cónyuges.
Dificultades temporales
Todas las parejas pasan por ciertas etapas de la vida. Puede ser una mudanza, un cambio de trabajo, el nacimiento de un hijo, reparaciones, situaciones difíciles de la vida. Que suponen cambios drásticos en el modo de vida habitual. Estos cambios afectan a todos los miembros de la familia. Estos casos pueden unir a la pareja o, por el contrario, destruir la relación. ¿Se mantendrán los intereses comunes? ¿Serán capaces los miembros de la pareja de adaptarse a las nuevas realidades? Depende directamente sólo de ellos.
