Manipulación y actitudes inadaptadas
Otra causa multifacética son las actitudes inadaptadas que adoptamos de niños. Una de las más populares es “tienes que compartir”. También hay variantes: “debes ceder ante los más pequeños”, “si haces una buena acción, obtendrás la misma respuesta”. Por supuesto, estas actitudes no son perjudiciales en sí mismas, cuando las seguimos con plena conciencia y disposición a compartir algo, a ceder en algo. Pero a veces se invierten y se convierten en la base del comportamiento de una persona que cede constantemente ante los demás para ser querida o buena. Y esto, en el futuro, da pie a que se retuerzan los límites personales.
Es importante aclarar un punto: el nivel de “toxicidad” de una relación sólo puede evaluarlo adecuadamente la persona que la mantiene. Cada uno de nosotros elige a su pareja en función de un determinado conjunto de parámetros y cualidades y de cómo se correlaciona con nuestra idea individual de una relación. Para alguien los conflictos son absolutamente inaceptables, alguien puede encogerse de hombros y decir: “bueno, son cosas que pasan, nos peleamos”. Si sabes gestionar correctamente los conflictos, incluida la resolución constructiva de los problemas mediante el diálogo, y no sientes malestar en las relaciones, ésta es tu versión de la norma. Pero si en los conflictos hay violencia física o emocional, si te sientes incómodo cerca de tu pareja, entonces se puede decir que estás en una relación destructiva.
