Hoy en día, aprender con un profesor no es necesario: puedes aprender habilidades y adquirir conocimientos a través de otras fuentes, desde libros y artículos hasta cursos en línea. Pero eso no significa que debas renunciar por completo a un mentor. Te contamos cuándo es ineficaz el autoaprendizaje y cómo elegir un profesor si lo necesitas.
Pros y contras del autoaprendizaje
En mayor o menor medida, el autoaprendizaje forma parte de la vida de todos. Es poco probable que busques un profesor para resolver tareas cotidianas: por ejemplo, para dominar una nueva aplicación o ayudar a tus hijos con una manualidad. Y también tiene que ver con el desarrollo y las habilidades.
La formación más formal también implica trabajo independiente: tú decides qué quieres bombear o dominar desde cero, eliges programas, realizas tareas. Y, por supuesto, puedes optar por no tener ningún profesor. Este enfoque tiene ventajas:
Ahorro. Es más barato aprender sin profesor, incluso si no creas un programa desde cero, sino que, por ejemplo, eliges un videocurso ya preparado.
Flexibilidad y personalización. Aprendes sólo lo que crees que necesitas, eliges los formatos que te convienen. Puedes personalizar tu aprendizaje para adaptarlo a tus horarios, objetivos y características personales.
Tu propio ritmo. No tienes que dejarte guiar por otros alumnos ni por la velocidad marcada por el profesor.
Desarrollo de habilidades interpersonales. Pensamiento sistémico y crítico, comprobación de hechos, gestión del tiempo, toma de decisiones: todas estas habilidades blandas son necesarias para planificar el aprendizaje e incorporarlo a tu horario.
