Vivimos en un lugar extraño y en un tiempo extraño, entre cosas que saben que existen, y que pueden reflexionar sobre ello incluso de la forma más vaga y débilmente perceptible, más pajaril. Y esta comprensión requiere una explicación más profunda de la que podemos y queremos dar en la actualidad. La cuestión de cómo el cerebro produce el sentido de la experiencia subjetiva es un misterio tan insoluble que un científico que conozco incluso se niega a discutirlo en la mesa. […] Durante mucho tiempo la ciencia pareció evitar el tema, pero ahora el espinoso problema de la conciencia vuelve a estar en primer plano, y un número cada vez mayor de científicos cree haber conseguido por fin fijarlo en su punto de mira.
Parece que el triple golpe de artillería neurobiológica, computacional y evolutiva promete resolver el difícil problema. Los investigadores actuales de la conciencia hablan del “zombi filosófico”❓ y de la teoría del espacio de trabajo global, las neuronas espejo, los túneles del ego y los circuitos de atención, y se inclinan ante el deus ex machina de la ciencia del cerebro: la máquina de resonancia magnética funcional (fMRI). Su trabajo es a menudo impresionante y explica muchas cosas, pero hay muchas razones para dudar de que algún día seamos capaces de asestar un golpe definitivo y aplastante al complejo problema de la “conciencia consciente”.
Por ejemplo, los escáneres de resonancia magnética funcional han demostrado cómo se “iluminan” los cerebros de las personas cuando leen ciertas palabras o ven determinadas imágenes. Científicos de California y otros lugares han utilizado algoritmos inteligentes para interpretar estos patrones cerebrales y recuperar información sobre el estímulo original, hasta el punto de poder reconstruir las imágenes que el sujeto estaba mirando. Esta “telepatía electrónica” se ha anunciado incluso como la muerte definitiva de la privacidad (que puede ser) y una ventana a la conciencia (que no lo es).
La conciencia humana individual es un fenómeno de combinación de factores muy diferentes en un solo órgano: tanto el sistema límbico responsable de la energía, formado no sólo en los humanos sino también en los mamíferos, como el córtex prefrontal responsable de la programación y el control. Y recomiendo encarecidamente a todos los interesados en el problema de la conciencia que estudien las obras clásicas de neuropsicología, porque ayudarán a sistematizar los conocimientos y darán el aparato conceptual adecuado.
