El problema es que no hay nada de lo que escapar, y la ansiedad persiste. Y entonces la persona intenta extinguir el trabajo del cortisol activando mecanismos que desencadenan la producción de hormonas del placer, saltándose el esquema estándar de “golpear o huir”. Lo más fácil es comer algo dulce, porque el cerebro es goloso. El sexo viene después, así como el alcohol y las drogas, porque activan rápida y fácilmente el sistema de motivación y recompensa. Y así se forma un círculo vicioso, alimentado por un mecanismo que solía salvar la vida de nuestra especie. Ahora, en el mejor de los casos, provocará obesidad o diabetes.
Para romper este círculo vicioso, necesitamos construir nuevas conexiones neuronales, también alimentadas por la producción de hormonas del placer. Los viejos no irán a ninguna parte, pero si menos a menudo les rodar los impulsos nerviosos, que, como un camino en el bosque, poco a poco cubierto de hierba. Una forma de vencer los malos hábitos con otros nuevos es el efecto espejo.
Mi luz, mi espejo, dímelo:
El efecto espejo se produce cuando empiezas a copiar los hábitos de alguien que te gusta, alguien a quien quieres parecerte. Esta práctica ayuda a construir nuevas conexiones neuronales que crearán hábitos y un nuevo patrón de comportamiento, además de ayudar a refrescar conexiones neuronales que has utilizado en contadas ocasiones (como negarte a levantarte antes de las 8 de la mañana).
Encuentre a una persona
Puede ser una persona famosa o alguien de tu comunidad. Por ejemplo, un compañero de trabajo que se muestre alegre cada mañana, o un amigo que no se preocupe aunque empiece a rodar por el cemento.
¡Importante! No juegues a imitar, para el efecto espejo no hace falta que adoptes completamente los gestos, la forma de hablar, el estilo o los valores de la persona elegida.
